jueves, 28 de mayo de 2015

Fiesta De Espíritu: Una Fiesta De Agradecimiento A La Madre Tierra

Durante muchas décadas en Bolivia se han conocido instituciones que trabajaron promoviendo el desarrollo humano de los pueblos indígena originario campesinos. Algunas instituciones han elaborado proyectos desde la reflexión, proyección y visión de las instituciones. A veces los resultados logrados en esos ámbitos de trabajo han sido mínimos y/o con falta de sostenibilidad para las comunidades.

Una de las observaciones que hacemos como CEPA es que a la hora de elaborar y ejecutar proyectos de desarrollo, se ha obviado la cosmovisión andina y la espiritualidad en la vida cotidiana de las comunidades. Según la concepción del hombre y mujer andina, existe una relación de permanente diálogo con la madre naturaleza. Por tanto, ya de entrada señalamos que la filosofía andina, sin descontar el lenguaje idiomático y ritual simbólico, nos muestra un nuevo horizonte civilizatorio basado en la relación entre los hombres y mujeres; entre el ser humano y la naturaleza; entre el ser humano y el cosmos; entre el ser humano y el mundo de abajo; entre la comunidad y los espíritus de  los antepasados.

AGRADECIENDO POR LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
Según el calendario litúrgico católico el domingo de Pentecostés, es la fiesta del descenso del Espíritu Santo y el inicio de la misión de la Iglesia, aunque se debe reconocer que en el contexto urbano no se vive una fiesta de gran alcance.  El significado eclesial católico propio, tampoco ha penetrado profundamente en la vivencia religiosa de las comunidades. La atención se concentra en la Cruz que asegura los frutos de la tierra.

Para las comunidades rurales es una fiesta importante, pero no el mismo domingo, sino el día lunes de Espíritu. Esto se entiende porque, para las comunidades, los ancestros forman parte del calendario andino. En ese contexto, si bien el lunes la iglesia católica celebra la misa de los difuntos, las comunidades llevarán “la cruz cargada de los mejores productos al templo para que escuche la misa”. Luego se organiza una gran fiesta acompañada por instrumentos autóctonos como la zampoña o el jula jula.

Para el mundo andino, todo el mes de mayo está dedicado a la celebración de la Cruz, con ritos que son parte de las prácticas religiosas andinas. En estas fechas se expresan el agradecimiento a la Pachamama por la plenitud de la vida y la abundancia de la comida, bebida y alegría. 

Las familias que viven de la agricultura, celebran la festividad de Espíritu agradeciendo a la Pachamama por la cosecha. Podemos decir que la fiesta de Espíritu es la Pacha sagrada que con amor de madre, una vez más, ha provisto los alimentos para el sustento diario. Los espíritus de los antepasados (los Apus, los Achachilas y los Uywiris) cumplieron con su tarea de cuidar, vigilar y proteger a la Pachamama durante su gestación en la producción agrícola y así garantizar la alimentación y economía de las comunidades. Los hijos de la tierra se alegran y disfrutan de estos frutos de generosidad de la Madre Tierra. Esta alegría la podemos observar en varias comunidades del Norte Potosí y también en Panti Pata, comunidad que está entre las poblaciones de Bombo y Huanuni (al este de la localidad minera de Huanuni, dos kilómetros antes de que las aguas del río se contaminan por los desagües del ingenio de la operación minera). 

Para esta fiesta, cada año se nombra un pasante que el día lunes de Espíritu participa de la misa celebrada por el párroco de la iglesia católica de Huanuni. Posteriormente el pasante sale a la calle cargado con la “Cruz de Espíritu” que tiene colgado las papas más grandes que se hayan podido recoger en la época de la cosecha. El pasante y demás participantes mencionan: “Cargamos la cruz y aunque es pesada, nos alegra, porque es el fruto que hemos sacado de la tierra para nuestro alimento del año”. 

PRODUCCIÓN AFECTADA
Sin embargo, aunque la Madre Tierra sigue generando vida y alimentos para sus hijos, ella está agonizando de muerte. Como hijos suyos no siempre hemos sido responsables con la Pachamama. No se ha pensado en la amenaza que las operaciones mineras presentan para las comunidades campesinas que se encuentran río abajo. 

Otra comunidad que celebró la fiesta de Espíritu, es el ayllu de Viluyo, población que se encuentra al oeste de la localidad minera de Huanuni. Por este sector fluyen las aguas contaminadas del ingenio. Además el río arrastra deshechos humanos a falta de alcantarillado y residuos sólidos a consecuencia de un mal manejo de la basura. En tiempo de lluvia, se riega los sembradíos, pero a veces las aguas del río bajan con fuerza y arrastran todo lo que a su paso encuentran, pasando por las comunidades de Viluyo, Realenga, Pacopampa y Sora Sora y desembocando en el lago Poopó. Son pocos y pequeños los productos que se cosechan. Por eso el pasante del Ayllu Viluyo carga la cruz adornada de papas pequeñas, ya que “igual no más hay que agradecer a la Pachamama porque tenemos papa y vamos a elaborar chuño, para que no falte la alimentación a nuestros hijos”. Además se llama al viento para ventear la quinua y los granos.

INSTRUMENTOS MUSICALES
Otra de las características de este mes de mayo es el cambio de instrumentos musicales para dialogar con la Madre Tierra. Antes se entonaba la tarka, instrumento que llama la lluvia y así garantiza la buena producción agrícola. A partir de la fiesta de la Cruz de Mayo y la fiesta de Espíritu se entona el Jula Jula, además de la quena, la zampoña, el charango y las guitarrillas. Desde estas fechas estos instrumentos sirven para “llamar al frío y la helada”. Son fiestas que acompaña la selección de los productos destinados a los rituales; a la alimentación; al comercio; a la producción de chuño o tunta y como semillas para el año siguiente.

La fiesta de Espíritu nos permite contemplar el mundo con otros ojos; con ojos de quien ve a la Madre Tierra como la protectora que otorga alimentos y garantiza la vida para la humanidad. 

Para poder garantizar eso, la tierra clama sus derechos. Ante tanta contaminación, ella está agonizando con heridas de muerte. Por eso es fundamental, -hoy más que nunca-, recuperar los saberes y conocimientos ancestrales. Aprendamos de ellos la relación de respeto y agradecimiento con la madre naturaleza y el medio ambiente. Solo de esta manera garantizaremos vida para las futuras generaciones. 

Julián Arias
Programa Diversidad - CEPA

miércoles, 20 de mayo de 2015

Un Beato Que Desde El Cielo Mira A Los Pobres

Monseñor Romero nació el 15 de agosto de 1917 en la Ciudad Barrios del Departamento de San Miguel. Su padre era telegrafista y su madre ama de casa. De joven se dedicó a la carpintería y a la música. A los trece años de edad, 1930, recibió su llamada al servicio de Dios, ingresando al seminario menor San Miguel. En 1937 se mudó a Roma donde terminó sus estudios teológicos en la Universidad Gregoriana el año 1942. Regresó a El Salvador en 1943, a su natal San Miguel y el obispo le confió la parroquia de Anamorós, un pueblo cerca de San Miguel donde se venera la patrona de El Salvador, Nuestra Señora de la Paz. Monseñor Oscar Arnulfo Romero es nombrado Secretario de la Conferencia de Obispos en El Salvador (1966), cargo en el cual permaneció por once años más. Durante este tiempo, el P. Oscar difundió centenares de sermones emotivos y espirituales a través de la radio a lo largo y ancho del país, ganándose así el respeto de la comunidad católica. 

En 1970, Oscar es nombrado Obispo y ejerce al lado del entonces Arzobispo de San Salvador, Monseñor Chávez y González. Presto su servicio sacerdotal en las parroquias Santiago de María (1974), en el Departamento de Usulután. El 3 de febrero de 1977, el Papa Pablo IV le consagró como Arzobispo de San Salvador. Esta consagración la recibió unas semanas antes de que el General Carlos Humberto Romero asumiera la presidencia de la república. Durante el gobierno del Gral. Romero se derramó mucha sangre; hubo torturas y persecuciones. Es así que el año 1979, Monseñor Romero se convirtió en la “voz de los sin voz” y en “el pastor del rebaño que Dios le había confiado” por su férrea defensa de los derechos de los pobres y marginados. Tras el asesinato de su colega y buen amigo, el sacerdote Rutilio Grande, Monseñor Romero cita las enseñanzas de su Papa favorito, Pío XI: “La misión de la Iglesia no es desde luego política, pero cuando la política toca el altar, la Iglesia defiende el altar.” Es por esto que Monseñor intervino en el conflicto social que estaba destruyendo a su país y a su gente. 

Citemos algunos religiosos sobre la beatificación de Monseñor Romero:
  • Rodolfo Cardenal, sj: “El martirio de Romero no solo está motivado por el odio a la fe, también por el odio a la justicia”
  • Jon Sobrino: "Espero que la beatificación de Romero sirva para humanizar este mundo".
  • El arzobispo italiano Vincenzo Paglia afirmaba: "Romero tenía que ser beatificado bajo el pontificado del primer papa latinoamericano. Hoy me puedo explicar en profundidad el porqué de tantos atrasos: Dios esperaba al papa Francisco. Dios ha escrito esta página con las líneas torcidas de los opositores", y con gran emoción arguye: "Tengo una emoción muy grande, porque ahora tenemos un beato en el cielo que nos mira a todos".
Monseñor Romero recurrió a las palabras de San Agustín y Santo Tomás para justificar a quien se levanta contra las leyes opresoras. La defensa de los pobres siempre fue su criterio para juzgar la política. Monseñor Romero, luego de luchar por los derechos humanos de los pobres y de los oprimidos por el gobierno, cae asesinado por un certero disparo de calibre 25 directo al corazón, el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba una misa en la capilla del Hospital de la Divina Providencia en San Salvador. Para muchos, la imagen de Monseñor Romero es el símbolo religioso más grande del país y, desde su asesinato, su legado ha traspasado fronteras y se ha convertido en un símbolo universal de la justicia y de la paz. Su proceso de beatificación y canonización se inició el 24 de marzo de 1994 a cargo del sacerdote Rafael Urrutia, párroco de la misma capilla donde Monseñor fue asesinado. Ahora le conocen como “Profeta y Mártir de las Américas”.

Algunas palabras consideradas testamento profético de Monseñor Romero, en San Salvador:
  • “Las mayorías pobres de nuestro país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por las estructuras económicas y políticas de nuestro país”. 
  • “Entre nosotros siguen siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel. Existen entre nosotros los que venden el justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; los que amontonan violencia y despojo en sus palacios; los que aplastan a los pobres; los que hacen que se acerque un reino de violencia, acostados en camas de marfil; los que juntan casa con casa y anexionan campo a campo hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país.”
  • “Es, pues, un hecho claro que nuestra Iglesia ha sido perseguida en los tres últimos años. Pero lo más importante es observar por qué ha sido perseguida. No se ha perseguido a cualquier sacerdote ni atacado a cualquier institución. Se ha perseguido y atacado aquella parte de la Iglesia que se ha puesto del lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa... La persecución ha sido ocasionada por la defensa de los pobres y no es otra cosa que cargar con el destino de los pobres.”
  • “El mundo de los pobres con características sociales y políticas bien concretas, nos enseña dónde debe encarnarse la Iglesia para evitar la falsa universalización que termina siempre en convivencia con los poderosos.” 
  • “El mundo de los pobres nos enseña cómo ha de ser el amor cristiano, que busca ciertamente la paz, pero desenmascara el falso pacifismo, la resignación y la inactividad; que debe ser ciertamente gratuito pero debe buscar la eficacia histórica”.
Es así que el Domingo de Ramos de 1980, un día antes de su muerte, Romero hizo desde la catedral un enérgico llamamiento al ejército salvadoreño, en su homilía titulada “La Iglesia, un servicio de liberación personal, comunitaria, trascendente”. Más tarde se conoció como la Homilía de fuego:

“Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles... Hermanos, ¡son de nuestro mismo pueblo! ¡Matan a sus mismos hermanos campesinos! Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: "No matar". Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡¡¡CESE LA REPRESIÓN!!!”. 

Julián Arias Carballo
CEPA - ORURO
AMERINDIA